La Universidad de Nueva York (NYU) está entre las universidades más ricas del país. Respaldada por un fondo de inversión de 3,500 millones de dólares y una habilidad considerable para recaudar donaciones, la escuela ha construido campuses en Abu Dhabi y Shanghái financiados por gobiernos extranjeros, está invirtiendo miles de millones de dólares en inmuebles en SoHo, y ha concedido préstamos a sus profesores más importantes para comprar casas de verano.
Pero la universidad hace menos que muchas otras cuando se trata de una cosa: ayudar a sus estudiantes de bajos recursos.
Un análisis de ProPublica, basado en nueva información proporcionada por el Departamento de Educación de los Estados Unidos, demuestra que los estudiantes de familias de bajos recursos se gradúan de NYU con enormes préstamos federales. Los estudiantes que reciben becas “Pell” – estudiantes con familias que ganan menos de 30 mil dólares al año – tienen una deuda promedio de US$23,250 en préstamos federales al graduarse.
Esa cantidad de deuda federal es mayor que la cantidad de deuda que los graduados de bajos recursos tienen que pagar en una universidad con fines de lucro como la Universidad de Phoenix. Pero los estudiantes que se gradúan de NYU ganan más y tienen una tasa de morosidad menor en sus préstamos.
NYU no es la única universidad con un fondo de inversión de miles millones de dólares que deja a sus estudiantes más necesitados con cantidades de deuda considerables. Más de 15 de las 60 universidades más ricas del país dejan a sus estudiantes de bajos recursos con una deuda promedio de más de US$20,000 en préstamos federales.
En la Universidad del Sur de California (USC), la cual tiene un fondo de inversión de 4,600 millones de dólares, los estudiantes de bajos recursos se gradúan con ligeramente más deuda que los de NYU: US$23,375. En la Universidad de Boston (1,500 mil millones de dólares en inversiones), la cifra es US$27,000. En la Universidad Wake Forest (1,100 millones de dólares en inversiones), los estudiantes de bajos recursos se gradúan con US$29,150 de deuda.
Esta nueva información sobre el monto de deuda estudiantil proviene de datos que la administración de Obama recopiló como parte de un plan para asignarle una calificación a cada universidad. El gobierno finalmente decidió no asignar calificaciones específicas tras enfrentarse a una intensa campaña cabildeo por parte de las universidades, pero ha publicado una gran parte de la información en un sitio web llamado “College Scorecard”. ProPublica utilizó esa información para crear “Graduados Endeudados”, una base de datos interactiva que permite buscar información sobre casi 7 mil escuelas de educación superior. La información contiene detalles inéditos acerca de la carga financiera que enfrentan los estudiantes de bajos recursos por asistir a la universidad, demostrando por primera vez cuánto más se endeudan los estudiantes de bajos recursos en comparación con compañeros más adinerados, además de su capacidad para pagar sus préstamos. La base de datos también muestra el salario promedio de los graduados después de dejar la escuela.
Estas cifras pueden tener un largo alcance. Hay estudios que demuestran que incluso una pequeña cantidad de deuda puede aumentar la probabilidad de que un estudiante abandone sus estudios, particularmente si se trata de minorías o estudiantes de bajos recursos. Aparte de esto, los préstamos federales normalmente no pueden exceder 27 mil dólares a lo largo de cuatro años, una suma que en la mayoría de los casos no cubre todos los gastos asociados con asistir a la escuela. Muchos estudiantes también obtienen préstamos de bancos privados o trabajan fuera de la escuela.
“La deuda estudiantil no significa lo mismo para cada estudiante”, dijo Mark Huelsman, analista senior para Demos, un think tank enfocado en políticas públicas. “La situación puede ser muy diferente para un estudiante de bajos recursos que es el primero en su familia en ir a la universidad, que para alguien que se gradúa con un posgrado en derecho”.
En efecto, los estudiantes de pregrado se endeudan por una fracción de la cantidad que los estudiantes de posgrado, pero incumplen sus pagos con mucha mayor frecuencia. La deuda puede perjudicar por muchos años a los jóvenes de bajos recursos, limitando sus posibilidades de ahorrar, obtener una hipoteca, o conseguir el trabajo deseado.
“A fin de cuentas, estamos hablando de hogares que no tienen ingresos ni remotamente suficientes para pagar sus deudas”, dijo Huelsman.
El sueño de Rebeca Arthur era estudiar fotografía en Tisch, la escuela de artes de NYU. Pero su madre ganaba menos de 25 mil dólares al año trabajando en un asilo de ancianos, así que Arthur sabía que el costo total de mas de 250 mil dólares por cuatro años de estudios sería exigir demasiado. Arthur se sorprendió cuando NYU la admitió, no sólo porque iba a estudiar en la universidad de sus sueños, si no porque NYU solo le ofreció una suma modesta de ayuda financiera.
“NYU cobró 32 mil dólares por el primer semestre, más de lo que mi mamá ganaba al año”, dijo. “¿Por qué me aceptaron si sabían que no iba a poder pagar?”
Arthur trató de pedir fondos externos por internet para pagar el resto de su matrícula, pero fue sólo cuando su madre falleció un mes después de haber empezado la escuela que NYU accedió a revisar su paquete de ayuda financiera. Aunque le incrementaron la ayuda, Arthur tiene cuatro trabajos distintos y anticipa graduarse con mas de 24 mil dólares en deuda estudiantil.
“Lo único malo que tiene NYU es que el dinero siempre es un gran problema”, dijo Arthur, quien ya está en su segundo año de la universidad. “La gente que de veras quiere ir [a NYU] y lo merece, no debería tener que pelear por ello”.
NYU ha respondido a críticas recientes sobre sus prioridades financieras diciendo que ha más que duplicado su presupuesto de ayuda financiera del 2002 al 2012, y que en promedio, la deuda estudiantil ha bajado significativamente en los últimos cinco años. La universidad también dice que un mayor porcentaje de sus estudiantes son becarios ’Pell’ comparada a otras universidades altamente selectivas. Finalmente, NYU dice que su fondo de inversión es en verdad modesto si se divide entre cada estudiante, dado que NYU tiene muchos más estudiantes que otras universidades selectivas.
“NYU está muy preocupada sobre asuntos de costo y deuda”, John Beckman, vicepresidente de asuntos públicos en NYU, dijo a ProPublica. “NYU ha hecho tremendos avances en la mejoría de su ayuda financiera.” La respuesta completa de NYU se encuentra aquí.
Aunque la deuda promedio de préstamos federales y privados para estudiantes de NYU ha disminuido en los últimos cinco años, sigue siendo más o menos la misma que hace diez años. Y aunque la ayuda financiera de NYU ha incrementado 138 por ciento desde el 2002 al 2012, sus ganancias por matrícula y otros costos han incrementado un 91 por ciento. El profesorado y los estudiantes han protestado el plan de expansión de NYU, valorado en 6 mil millones de dólares, arguyendo que la escuela debe de invertir más dinero en ayuda financiera.
Un reporte del gobierno publicado junto con los datos resalta lo grande que puede ser la diferencia en lo que pagan los estudiantes de bajos recursos en escuelas parecidas: en Columbia University (8.2 mil millones de dólares de fondo de inversión) pagan un promedio de US$8,086 al año comparado con los US$25,441 en NYU.
“Las escuelas hablan mucho acerca de cómo ayudan a sus estudiantes de bajos recursos”, dijo Stephen Burd, analista senior de políticas pública en la Fundación New America. “Pero sus palabras y sus actos son muy diferentes.”
En general, los estudiantes en universidades sin fines de lucro tienen mejores prospectos de ayuda financiera que en universidades con fines de lucro y colegios comunitarios de educación superior. Un estudio reciente señala que los estudiantes de escuelas públicas y sin fines de lucro tienen tasas de morosidad más bajas e ingresos más altos.
Entre las más de dos mil escuelas superiores sin fines de lucro que ProPublica analizó, solo unas cuantas escuelas adineradas cubren generosamente las necesidades de sus estudiantes de bajos recursos.
Vassar College, con un fondo de inversión de casi un mil millón de dólares, cobra a sus estudiantes más necesitados la cuarta parte de lo que cobra NYU, y ellos se gradúan con menos de la mitad de deuda.
Hace solo una década, Vassar no era tan diferente a NYU. Sin embargo, en el 2006, la universidad contrató a una nueva presidente, Catharine Bond Hill, una académica que se especializa en acceso a la educación superior y la asequibilidad de los estudios. Durante sus primeros años, Hill instituyó un programa de admisiones “ciegas” a las necesidades financieras de sus postulantes, aceptando estudiantes independientemente de su situación económica. Ella también creó una política que reemplazó los préstamos con becas para estudiantes de muy bajos recursos. Y para alentar a posibles estudiantes de bajos recursos a postular a Vassar, comenzó una campaña intensa para reclutar estudiantes en vecindarios pobres, colaborando con programas ya establecidos de preparación para la universidad.
Diez años después, estos cambios han hecho de Vassar una de las escuelas de educación superior más asequibles para estudiantes de bajos ingresos. Hoy, más del 20 por ciento de los estudiantes de Vassar reciben becas “Pell.” Eso es el doble de porcentaje de estudiantes de bajos recursos de hace una década.
“Las escuelas que tienen los recursos deberían de estar dando más ayuda en forma de becas basadas en necesidad financiera”, Hill le dijo a ProPublica.
Entre las escuelas que también han ayudado a nivelar las posibilidades de sus estudiantes de bajos recursos para asistir están Amherst College y Williams College, ambas en el oeste de Massachusetts. Casi 20 por ciento de los estudiantes en estas escuelas reciben becas “Pell” y se gradúan con menos de 10 mil dólares en préstamos federales. Berea College en Kentucky no cobra nada por su instrucción y acepta solo estudiantes de bajos recursos.
Hill, de Vassar, le dijo a ProPublica que otras escuelas adineradas necesitan esforzarse más para reclutar estudiantes de bajos ingresos y para hacer la educación superior asequible para ellos. El reporte de la Casa Blanca que acompañó la publicación de estos datos resalta el hecho de que los jóvenes de bajos recursos son frecuentemente intimidados por los precios que las universidades publican, y no saben que pueden ser candidatos para ayuda financiera.
“Sabemos que hay estudiantes talentosos allá afuera y hay trabajo reciente que ha demostrado que existen maneras de atraerlos”, dijo Hill.
Harvard (fondo de inversión de 35.9 mil millones de dólares), Princeton (20.9 mil millones), y Yale (23.9 mil millones) ofrecen ayuda generosa e incluso matriculación gratuita a estudiantes de bajos recursos. Pero no matriculan a muchos de ellos. En Harvard, sólo 10 por ciento de los estudiantes reciben becas “Pell.”
Cuando se le preguntó acerca del modesto número de estudiantes de bajos recursos, un funcionario de Harvard dijo que la universidad está comprometida a admitir a los mejores estudiantes, independientemente de sus circunstancias financieras.
La co-autora, Sisi Wei, fue profesora adjunta pagada en NYU en la primavera del 2015.
Traducido al español por Cecilia Reyes y Marcelo Rochabrún