ProPublica es un medio noticioso sin fines de lucro dedicado a investigar los abusos de poder. Inscríbase para recibir la Guía del usuario de ProPublica sobre la democracia, una serie de correos electrónicos personalizados que le ayudarán a entender las próximas elecciones, desde quién está en su boleta hasta cómo emitir su voto.
Gerry Cohen ya había votado, dejando la boleta emitida por el estado en su oficina local de correos, cuando las cartas alentándolo a solicitar boletas postales comenzaron a aparecer en su casa a principios de septiembre. Las primeras no le molestaron. Cohen sabe de elecciones: enseña derecho electoral en la Universidad de Duke y es miembro demócrata de la junta electoral del condado de Wake, en Carolina del Norte. Enviar solicitudes directamente a los votantes es “un buen servicio al público”, opinó.
Sin embargo, después que votó, Cohen dijo que él y su esposa han recibido al menos siete planillas -que no pidieron- para solicitar boletas por correo. No provenían del estado o del condado, sino de ese mismo grupo dedicado a la movilización de electores. “Es extremadamente disruptivo y alcanza el nivel de una campaña de desinformación”, dijo Cohen. “Creo que siete ya es malintencionado”.
Las solicitudes procedían del Center for Voter Information (Centro para Información del Votante, CVI por sus siglas en inglés) con sede en Washington, D.C. que, junto con su organización hermana, el Voter Participation Center (Centro para la Participación del Votante), está llevando a cabo una campaña masiva para registrar electores y promover la votación por correo. Estas organizaciones sin fines de lucro pretenden enviar 340 millones de cartas en este ciclo electoral presidencial de cuatro años, centrándose en dos docenas de estados clave. Los grupos se describen a sí mismos como no partidistas, pero fueron fundados por una veterana activista demócrata, y esta organización ha gastado al menos $47,142 dólares en este ciclo para promover la candidatura presidencial del ex vicepresidente Joe Biden y $40,065 en apoyo de otros demócratas, según registros públicos.
El CVI dijo que sus registros muestran que a la familia Cohen se le enviaron seis cartas en total, no al menos siete como sostiene Cohen. La esposa de Cohen recibió cinco y Cohen recibió una, dijo el CVI.
Las autoridades electorales dicen que el CVI ha cometido una serie de errores que han sepultado sus oficinas en papeleo innecesario y las han inundado con llamadas de los electores. Las cartas de grupos como el CVI, que pueden interpretarse como documentos oficiales enviados por los gobiernos estatales o locales, están confundiendo a los electores en un momento en el que los estados se apresuran a expandir la votación por correo durante la pandemia, según funcionarios electorales de ambos partidos. El presidente Donald Trump ha avivado los temores de fraude electoral citando las actividades del CVI.
A medida que los estados aumentan la votación por correo, el CVI y otros grupos de envío de correspondencia directa de todo el país están causando fricciones al abordar responsabilidades que tradicionalmente corresponden al gobierno: expedir solicitudes de boletas y otros materiales relacionados con las elecciones. El secretario de Estado de Alabama advirtió a los residentes a principios de octubre que no utilizaran los formularios no oficiales de registro de electores de un grupo llamado Election Mail Service, un proyecto de una corporación de beneficio público de Texas llamada Civitech. Los funcionarios de Ohio y Carolina del Norte han hecho declaraciones públicas sobre formularios de registro no solicitados de Civitech, algunos de los cuales se enviaron previamente llenados con nombres, direcciones y otros datos personales incorrectos.
El director ejecutivo de Civitech, Jeremy Smith, dijo que el grupo hizo esfuerzos para contactar a todos los electores afectados, y atribuyó los envíos erróneos de Carolina del Norte, que constituyen el 0.2% de todos en este ciclo, a un error del proveedor. También indicó que la empresa intentó coordinar con los funcionarios de Alabama antes de enviar los formularios a todo el estado. Civitech es una organización no partidista, pero en una entrevista publicada en septiembre en Medium, Smith admitió que produce algunas herramientas solo para candidatos demócratas o no afiliados.
Los funcionarios electorales dicen que, aunque la misión del CVI puede ser admirable, causa demasiados daños colaterales. “No se trata del bien que hace una organización”, comentó Jared Dearing, director de la junta estatal de elecciones de Kentucky y demócrata. “Se trata del valor neto para todo el sistema. Si registras a una persona, pero creas tanta ansiedad y consternación, ¿cuántos electores se decepcionan tanto que no interactúan con el sistema en lo absoluto?”
El CVI sostiene que la gran mayoría de sus envíos postales son correctos y, aunque un pequeño porcentaje de la gente recibe alguno con un error, estos llegan a los electores que de otro modo serían pasados por alto. Sin embargo, durante años el CVI ha sido criticado por la inexactitud de su correspondencia y se ha enfrentado a denuncias por enviar formularios para registro de electores a personas fallecidas, a electores que ya están registrados hace mucho tiempo e incluso a mascotas con nombres que suenan humanos. Varios funcionarios electorales estatales y locales dijeron que le han pedido al CVI que utilice listas de votantes más actualizadas y que deje más claro que sus cartas no provienen del gobierno. El CVI respondió que sus cartas incluyen aclaraciones de que no son una organización gubernamental.
Tom Lopach, director ejecutivo del CVI y su organización hermana, defendió el papel de su organización y dijo que está llenando un vacío dejado por las operaciones electorales locales. “La triste realidad es que las oficinas electorales de los estados y condados no tienen los recursos para llevar a cabo programas de registro de electores”, dijo Lopach. “Más allá de dirigir a los votantes no registrados a sus sitios web, o tratar de hacer campañas de inscripción al aire libre durante la pandemia, los funcionarios electorales no están preparados y son incapaces de encontrar e inscribir a los estadounidenses elegibles que no están participando en la democracia”.
Este año, las oficinas electorales han recibido más de 5 millones de solicitudes de votos por correo del CVI, y 1.5 millones adicionales de solicitudes de registro de electores del grupo en este ciclo, informó la organización sin fines de lucro. Esas cifras, dijo Lopach, se basan en el seguimiento de los códigos de barras en los sobres que deben ser retornados, los cuales muestran cuándo se recibe una solicitud en una oficina electoral local. Posteriormente, el CVI comprueba cuántas de esas personas están registradas. Esas cantidades pueden incluir solicitudes duplicadas enviadas por la misma persona, dijo Lopach.
Para enviar las planillas para solicitudes de boletas por correo, el CVI explicó que utiliza los padrones oficiales de electores a fin de encontrar a los registrados. En cuanto a la inscripción de electores, se enfoca en las personas que no siempre están incluidas en los registros oficiales, entre ellas las mujeres solteras, las personas de color y los jóvenes, que pueden mudarse más seguido sin actualizar sus direcciones. Sus analistas buscan a estos electores de difícil acceso en bases de datos comerciales como las listas de suscripción a revistas, y las comparan con las listas oficiales de electores, los registros de defunciones y otras bases de datos. El CVI utiliza entonces esa información para enviar correos no solicitados a direcciones de posibles electores no registrados.
En un año normal, menos del 1% de los envíos por correo del CVI tienen información inexacta de los votantes, una solicitud incorrecta o el sobre de devolución con datos erróneos, dijo Lopach. Agregó que algunos errores son inevitables y que el grupo también los encuentra en los registros oficiales de votantes.
Reconoció que el CVI puede generar más carga para los funcionarios electorales locales, pero dijo que es parte del trabajo de ellos responder a las preocupaciones de los electores. Lopach también citó diversos factores que confundieron a los electores este año, pero cree que el Center for Voter Information no es uno de ellos.
Aun así, los errores del grupo lo han convertido en un pararrayos, ya que tanto los demócratas como los republicanos han recurrido a las redes sociales para preguntarse en voz alta si una carta del CVI forma parte de un esfuerzo de supresión de votantes por parte del partido opuesto.
En Carolina del Norte, Cohen y sus colegas funcionarios electorales del condado de Wake ya se preparaban para un aumento masivo de la votación por correo este año. Entonces el CVI comenzó a enviar 1.8 millones de formularios para solicitud de boletas a lo largo de todo el estado en agosto.
Los electores han enviado hasta cuatro solicitudes de boletas postales para las elecciones de noviembre de 2020, según el condado de Wake, y cada solicitud tiene que procesarse individualmente. “Los electores las reciben, gente que no está realmente informada, y las llenan”, dijo Cohen. “Una semana después aún no han recibido su boleta, así que envían otro formulario”.
Esta no es la única controversia reciente sobre el CVI en Carolina del Norte. En junio, el grupo envió 80,000 formularios de solicitud de votos en ausencia a los electores con sus nombres y direcciones llenos. Esto dio lugar a una declaración pública de la junta electoral estatal en el sentido de que los formularios previamente llenados habían sido prohibidos por la legislatura estatal en 2019 y que esas solicitudes no podían ser procesadas.
El CVI reenvió 80,000 solicitudes en blanco a los mismos destinatarios, dijo Lopach, y el grupo “creía que estaba cumpliendo con la nueva ley, y había recibido garantías por escrito del estado con respecto a su envío”, aunque se negó a compartir copias de esas garantías.
Patrick Gannon, portavoz de la junta electoral del estado, dijo que la agencia normalmente trata de revisar los correos de terceros. “Si pasamos algo por alto en nuestra revisión, eso no exime a ese grupo ni a ningún otro de la obligación de cumplir con las leyes de Carolina del Norte”, agregó.
Este año ha aumentado la frustración de los funcionarios de otros estados con la organización sin fines de lucro. En septiembre, el secretario de estado republicano de Kentucky, Michael Adams, emitió un comunicado en el que calificó a los correos de CVI del “estafa”. Lopach respondió diciendo a los medios de comunicación de Kentucky que los comentarios del secretario de estado eran “un vergonzoso intento de privar a los electores de Kentucky de su derecho al voto, desanimándolos de registrarse para votar”.
Dearing, el principal administrador electoral de Kentucky, considera injusto que Lopach diga que los funcionarios no están haciendo lo suficiente.
En un correo electrónico del 25 de agosto a un abogado del CVI, Dearing le suplicó al grupo: “POR FAVOR NO envíen solicitudes en papel a los electores de Kentucky. Al hacerlo, se crearía una gran confusión entre los electores y se generaría un gran volumen de solicitudes duplicadas que tendrían el potencial de hacerle un daño muy real a este sistema”.
En lugar de solicitudes en papel, Dearing sugirió dirigir a los residentes al portal de internet del estado, donde pueden registrarse para votar y solicitar boletas por correo. Los mismos servicios también están disponibles por teléfono. La oficina de Dearing también envió 500,000 postales a los electores no registrados a principios de este año remitiéndolos al portal de Internet.
Después de hablar con Dearing por teléfono, el CVI decidió no enviar formularios de solicitud de boleta electoral por correo a los votantes de Kentucky. Pero el grupo procedió a enviar los formularios de registro a los residentes de Kentucky en septiembre. La oficina de Dearing se vio atestada de llamadas, incluidas muchas de electores de toda la vida que se preocuparon por haber sido eliminados de alguna manera de las listas.
“Si hacen alguna jugarreta y me cancelan el registro para votar, los perseguiré”, amenazó una persona en un mensaje de voz a la junta electoral de Kentucky en septiembre. “¡Los destruiré en un tribunal y los enterraré bajo tantas demandas que nunca más verán la luz del día!”
En agosto, el CVI envió 500,000 solicitudes de voto por correo a residentes de Virginia con la dirección de retorno equivocada. Días más tarde, Trump aprovechó el error y dijo a los periodistas que “medio millón de solicitudes incorrectas de votos en ausencia fueron enviadas por todo el estado de Virginia, incluso a muchas personas muertas” antes de lanzarse a un ataque contra el voto por correo.
Un proveedor del CVI asumió la responsabilidad, y dijo que confundió accidentalmente ocho jurisdicciones de Virginia. Más de 35 cajas de correo de solicitudes llenas que deberían haber ido al condado de Fairfax, por ejemplo, terminaron en el ayuntamiento de Fairfax. Brenda Cabrera, directora de elecciones de la ciudad, dijo que su personal pasó casi cuatro días respondiendo llamadas de electores confundidos con respecto a las cartas del CVI. Agregó que quienes llamaron mencionaron “muchas de las palabras de moda: supresión de electores, fraude electoral”.
“Simplemente alimentó todas las historias en ambos lados, de lo que la gente teme”, dijo Cabrera, “y alimentó ese temor de una manera realmente perjudicial, improductiva y administrativamente difícil [de manejar]”.
Aunque el error generó mucho temor y preocupación, el CVI dijo que al final los correos fueron un éxito. Lopach afirmó que su organización “inmediatamente se hizo responsable del problema” y le pagó a un empleado para que ayudara al condado de Fairfax durante dos semanas. El CVI también emitió etiquetas prepagadas para enviar las solicitudes de boletas a la oficina correcta. Al final, beneficiándose de una ley estatal que requiere que los funcionarios electorales envíen y procesen todos los formularios, el grupo afirma que ayudó a más de 280,000 residentes de Virginia a registrarse para votar por correo utilizando sus formularios. El departamento de elecciones de Virginia informó que no podía confirmar inmediatamente la afirmación del CVI, ya que su capacidad de dar seguimiento a los registros de otros grupos es limitada.
Este año, el CVI ha estado enviando múltiples solicitudes de voto postal a millones de electores registrados, una práctica que Lopach defendió como un “estímulo” para fomentar el voto por correo. “Revisamos con frecuencia las bases de datos estatales y hacemos todo lo posible para eliminar los nombres de las personas que ya se registraron para votar por correo”, dijo.
Las solicitudes duplicadas son un serio problema para el sistema electoral de Pennsylvania, donde el CVI y otros grupos han enviado decenas de miles de cartas. Los funcionarios del estado han rechazado 372,000 solicitudes de boletas por correo, más del 90% de las cuales estaban duplicadas, informó ProPublica la semana pasada.
Los funcionarios electorales suelen desconfiar de grupos de participación electoral de terceros y no se ponen de acuerdo sobre la mejor manera de llegar a los electores, en opinión de Charles Stewart III, profesor de ciencias políticas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), quien se especializa en elecciones. “Todos ellos mantienen una relación incómoda con los funcionarios electorales, incluso en las mejores circunstancias”, afirmó Stewart. “Podría haber una colaboración fructífera si estos grupos tuvieran la actitud de que los funcionarios electorales son socios potenciales en lugar de adversarios”.
Aun así, los funcionarios electorales que hablaron con ProPublica dijeron que el CVI crea problemas para sus oficinas en cada ciclo electoral. Aunque el grupo dijo que comparte sus cartas con los funcionarios estatales para obtener sus opiniones antes de enviarlas, varios funcionarios dijeron que sigue cometiendo lo que ellos ven como errores evitables. “He hablado con ellos y les he pedido que comprueben dos o tres veces sus datos”, señaló Chris Piper, comisionado de la junta electoral de Virginia. “Y seguimos teniendo problemas”.
Como por ejemplo la carta de contenido político que ocasional y erróneamente se dirige a las mascotas. No es raro que la gente use el nombre de su perro o gato para inscribirse en una lista de correo; el CVI dice que revisa sus listas en busca de nombres comunes de mascotas.
“La realidad es que el estado nunca aceptaría un formulario de registro de un gato”, dijo Jordan Fuchs, secretario de estado adjunto de Georgia. “Porque ese gato no tiene una identificación válida. Lo que hace es socavar la fe en las elecciones y la seguridad de las elecciones aquí en los EE. UU. Y si vamos a restaurar esa fe, necesitamos que grupos de terceros limpien sus datos y se aseguren de que lo que están publicando es correcto”.
En abril, los funcionarios electorales de poco más de la mitad de los condados de Florida firmaron una carta pidiendo a su secretario de estado y al fiscal general que tomaran medidas legales contra el CVI o que hablaran públicamente contra sus correos, que en la misiva calificaron como “una empresa engañosa” que “bombardeará a los residentes de Florida con más distorsiones al registro de electores este mes”.
La carta también aprovechó la falta de transparencia del grupo sobre sus finanzas y sus patrocinadores, calificando al CVI y al VPC de “grupo que opera en las sombras”. La oficina del secretario de estado de Florida remitió la carta al fiscal general del estado “para que la revisen o emprendan acciones, según lo consideren necesario”, dijo el portavoz Mark Ard en un comunicado. En el departamento de policía de Florida dijeron que no pudieron encontrar ninguna prueba de haber recibido un referido del caso del fiscal general del estado.
Tanto Lopach como la fundadora de CVI, Page Gardner, tienen profundos lazos con la política demócrata: Gardner trabajó en la campaña presidencial de Bill Clinton en 1992, y el antiguo jefe de gabinete de Clinton, John Podesta, ha sido miembro de la junta directiva de la organización. Entre los clientes del CVI se encuentran grupos progresistas como NextGen America, la organización de jóvenes electores fundada por el multimillonario y excandidato presidencial demócrata Tom Steyer.
Las organizaciones sin fines de lucro también han contratado a empresas de correo directo y de recaudación de fondos, como el Grupo Bonner, que suelen trabajar con clientes de tendencia izquierdista. Este año, Mind the Gap, un grupo sigiloso de donantes de Silicon Valley que apoya a candidatos progresistas, también está enviándoles donantes, según Vox.
“En base a la mejor evidencia científica disponible, creemos firmemente en el trabajo que el VPC y CVI están llevando a cabo y apoyamos de todo corazón su misión”, dijo Barbara Fried, profesora de derecho de Stanford y una de las directivas de Mind the Gap.
Lopach no respondió preguntas sobre los financiadores de las campañas multimillonarias del grupo. Insistió en que los lazos con el partido no influyen en la forma en que el grupo lleva a cabo su difusión entre los electores, pero se negó a responder si el CVI trabaja con algún grupo republicano o de tendencia derechista.
“El VPC y CVI no trabajan con proveedores externos ni organizaciones asociadas en base a su afiliación partidista”, señaló Lopach en un comunicado. “Somos un grupo de compromiso cívico no partidista, y punto”.
Sin embargo, el grupo ha gastado parte de su presupuesto en esfuerzos políticos. El Center for Voter Information es una organización 501(c)(4), que le permite a la entidad sin fines de lucro participar en algunas actividades de activismo. Desde 2005, ha reportado más de medio millón de dólares en gastos políticos a la Comisión Federal Electoral, ya sea para oponerse a los republicanos o para apoyar a los candidatos demócratas, incluido el gasto de este ciclo electoral a favor de Biden. Lopach dijo que el dinero se destinó a cartas que proporcionan “información comparativa de hechos sobre las posiciones de los candidatos”.
El año pasado, una página de Facebook asociada con el CVI también pagó anuncios con el lema “Stop Trump: Register to Vote” (Detenga a Trump: regístrese para votar). Lopach dijo que la compra del anuncio fue una “pequeña prueba de registro de electores” que costó menos de 4,000 dólares.
“La prueba no tuvo éxito y ese mensaje, que era solo una parte de la prueba, no se ha vuelto a utilizar”, aseguró.
El envío directo de correspondencia sigue siendo la fuente principal de los gastos del CVI, y donde ha tenido más éxito en la movilización de los electores. Los expertos tienen opiniones encontradas sobre si el correo es realmente una forma eficaz de conseguir el voto. En tres estudios se ha demostrado que las cartas de la organización hermana del CVI aumentaron la participación en algunas contiendas hasta en 1.1 puntos porcentuales entre los destinatarios de la correspondencia.
Sin embargo, Donald Green, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Columbia, determinó que una conversación cara a cara con un encuestador o voluntario suele ser mucho más eficaz que el correo directo. Después de que un elector recibe cinco cartas del mismo grupo, dijo Green, los efectos positivos comienzan a desaparecer.
El éxito del nuevo énfasis del CVI en hacer que la gente se inscriba para votar por correo realmente no ha sido demostrado. El grupo contrató por lo menos a dos expertos independientes para ayudar a evaluar su campaña de 2020 una vez que las elecciones hayan terminado, y Lopach dijo que está planeando una revisión de los programas del CVI más allá del 3 de noviembre.
Patty Rosnel, de 69 años, residente de Union Mills, Carolina del Norte, donó $50 al CVI en agosto después de recibir una solicitud de votación por correo del grupo. Aunque ya había solicitado una boleta del condado, pensó que el acercamiento directo al electorado de la organización sin fines de lucro era una buena idea.
Luego llegaron dos cartas más, pidiéndole que usara el sitio web del CVI para darse de baja de la lista de correo. Rosnel, quien se describe a sí misma como una demócrata “forzosa”, también investigó al CVI en internet, y quedó consternada por los relatos de los medios de comunicación sobre su correspondencia incorrecta y la falta de información sobre sus donantes.
Para Rosnel, el último correo que recibió, una carta que comparaba a dos candidatos en una contienda por el Senado de Carolina del Norte, fue la gota que colmó la copa. Sintió que era más confusa que útil. Esta semana le envió un correo electrónico al grupo para pedir que le devuelvan su dinero.
“Me sentí engañada, y hasta cierto punto fue mi culpa”, dijo Rosnel. “Siento que están arruinando el sistema más que ayudando a la gente a votar”.
(Traducción de Mónica E. de León, Edición de Ivette Leyva)
Aclaración, 26 de octubre de 2020: Esta historia se actualizó para reflejar que, después de una conversación con funcionarios de Kentucky para discutir sus quejas, el CVI decidió no enviar solicitudes de boleta por correo a los votantes del estado. Sin embargo, el CVI continuó enviando formularios de registro de votantes a los residentes de Kentucky.
Aclaración, 28 de octubre de 2020: Esta historia se ha actualizado para reflejar que Cohen, en una entrevista después de la publicación del artículo, dijo que varias de las al menos siete solicitudes de boleta electoral por correo que el CVI le envió a su casa estaban dirigidas a su esposa. También se actualizó para agregar la aseveración del CVI de que a Cohen se le envió una solicitud de boleta y a su esposa se le enviaron cinco.
Correction, 26 de octubre de 2020: Esta historia originalmente indicaba erróneamente la cantidad de solicitudes de boleta por correo que envió el Centro de Información del Votante este año. Son más de 5 millones, no casi 5,6 millones.