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Esta semana, el fiscal general de Illinois, Kwame Raoul, anunció un acuerdo legal en un caso de hostigamiento sexual y represalia laboral que involucra trabajadoras temporales en una fábrica de productos de belleza en las afueras del sudoeste de Chicago. El acuerdo, que incluye la creación de un puesto de un vigilante independiente durante dos años para proteger a trabajadoras de aún más hostigamiento y represalias, es una victoria para las vulnerables trabajadoras migrantes latinas quienes raramente denuncian este tipo de abusos.
Nunca hemos reportado sobre las acusaciones en Voyant Beauty, anteriormente conocida como Vee Pak LLC, en Countryside. ¿Entonces, se pueden estar preguntando, porque les estoy contando esto ahora? Bueno, a veces uno se topa con una historia sobre la cual le gustaría escribir pero, por una razón u otra, no lo haces. Vas “acumulando municiones,” como se suele decir, y esperas hasta que llega el momento adecuado. El anuncio del acuerdo el lunes hizo sentir el momento como el adecuado para volver a este asunto.
Escuché por primera vez acerca de los problemas en Vee Pak hace casi dos años. Una fuente me dio la pista sobre una declaración jurada hecha por un ejecutivo de una empresa de contratación temporal en un caso aparte a quien se le preguntó qué tipo de trabajadoras el jefe del turno de noche en Vee Pak solía pedir.
Su respuesta fue explosiva: “Quería muchachas guapas con tetas grandes.”
La declaración era parte de una denuncia civil en proceso contra Vee Pak, y las agencias temporales a través de las que contrataba, que se enfocaba en acusaciones de discriminación contra potenciales empleados afroamericanos. (Vee Pak ha negado las acusaciones. La empresa ha cambiado de dueños desde que se puso la denuncia de discriminación en 2012, y fue renombrada Voyant Beauty el año pasado. Un funcionario de Voyant dijo que la empresa no tiene “nada que ver” con la denuncia civil anterior, que fue “excluida de la adquisición.”) Mientras la demanda trataba de supuesta discriminación racial, la declaración jurada indicaba que otra forma de abuso podía estar sucediendo en la fábrica.
En ese momento estábamos en medio de un ajuste de cuentas nacional, con mujeres en Hollywood y alrededor del país denunciando hostigamiento sexual en el lugar de trabajo en lo que se convirtió en el movimiento #MeToo. Empecé a escuchar que había un desenfrenado acoso sexual, coerción y abuso de migrantes indocumentadas en trabajos temporales de bajo sueldo en fábricas. Quería escribir sobre esto, pero no podía meterme de lleno enseguida porque estaba demasiado ocupada con otras historias.
Entonces el verano pasado supe que trabajadoras temporales en Voyant estaban organizándose para denunciar acoso sexual públicamente. Enseguida conocí a más de una docena de mujeres que dijeron que mecánicos les toqueteaban, miraban sus senos y hacían comentarios sexuales o insinuaciones físicas sobre sexo. Dijeron que el acoso había estado ocurriendo durante años y que el movimiento #MeToo les había dado el coraje para pronunciarse. Con la ayuda del Chicago Workers’ Collaborative, una organización sin fines de lucro que se enfoca en trabajadores temporales, las mujeres consiguieron que aproximadamente 50 compañeros firmaran una petición pidiendo poner fin al hostigamiento sexual, escribiendo que habían “sufrido a empleados de Voyant Beauty tocando nuestras partes privadas, haciendo comentarios y gestos obscenos, y creando un ambiente de trabajo hostil tóxico y extremadamente traumático.” Hicieron manifestaciones en el exterior de la fábrica y de las oficinas de la compañía a unas millas de distancia.
Isaura Martínez, una ex trabajadora temporal que ahora es una organizadora en el Chicago Workers’ Collaborative, dijo que nunca había visto tal nivel de acción colectiva entre las trabajadoras temporales luchando contra el acoso sexual en la década que más o menos llevaba trabajando en la industria.
“Era impactantes ver un grupo de trabajadoras tan numeroso juntarse y perseverar, manteniéndose firme con su rabia y coraje,” dijo. “El acoso sexual es tan común en la industria de temporeros…y las trabajadoras sienten que no tienen poder. Son fácilmente intimidadas y calladas por miedo a las represalias, miedo a perder sus trabajos, miedo a que nadie les va escuchar o creer.”
En un comunicado, la vicepresidenta senior de recursos humanos de Voyant, Ann Miller, dijo que la empresa “nunca ha tolerado hostigamiento laboral, discriminación o represalias de cualquier tipo.” Dijo que Voyant niega cualquier responsabilidad jurídica u ofensa pero que entró en el acuerdo para evitar gastos innecesarios en más litigios y trastornos en el negocio. “Esta resolución habilita un enfoque más amplio para optimizar la inclusión en el lugar de trabajo, diversidad, y las prácticas para el manejo de las quejas de los empleados,” añadió. “Nuestras políticas actuales de cero tolerancia ya cumplen o exceden cualquiera de los términos que estamos aceptando.”
Después de las protestas, que fueron cubiertas sobre todo por medios en español, algunas de las mujeres dijeron que la agencia laboral para la cual trabajaban, Alternative Staffing Inc., dejó de llamarles para trabajar o redujo sus horas. Varias de ellas finalmente presentaron quejas sobre represalias laborales y hostigamiento sexual con varias agencias federales y estatales. Al enfrentar múltiples investigaciones, la empresa eventualmente permitió la vuelta de las empleadas al trabajo, según la oficina del fiscal general.
Alternative Staffing, que fue mencionada en la denuncia del fiscal general pero que no fue parte en ella, no respondió a una solicitud de comentario. La agencia laboral dejó de proveer empleados a Voyant en mayo, según la oficina del fiscal general.
Yo quería entender las dimensiones del problema a lo largo del estado, así que me puse a hurgar en los archivos y descubrí que se habían puesto casi una docena de denuncias federales de acoso sexual en representación de trabajadoras temporales de Illinois, normalmente empleadas en fábricas y almacenes, durante la década previa. (Estos casos representan la punta del iceberg porque otras han sido resueltas con acuerdos privados antes de que los casos llegaran a los tribunales.) Incluían acusaciones a supervisores y compañeros de trabajo que agarraban los traseros de las mujeres dentro de los congeladores, empujaban sus genitales contra sus cuerpos y exigían relaciones sexuales. A veces, cuando las mujeres se quejaban a la gerencia o no “jugaban el juego,” alegaban que fueron despedidas o no volvieron a ser llamadas para trabajar. Los casos también compartían el tema común de que las “empresas anfitrionas” decían no tener responsabilidad jurídica porque no eran los empleadores directos de las mujeres. La mayoría de los casos terminaron en acuerdos confidenciales y solo uno, que fue puesto por la U.S. Equal Employment Opportunity Commission (La comisión federal de igualdad de oportunidad laboral), terminó con un acuerdo para hacer cambios sistemáticos en el lugar de trabajo.
A nivel del estado, la entonces fiscal general, Lisa Madigan, en 2018 denunció a un almacen de Bolingbrook y a la empresa de empleo temporal con la que contrataba por discriminación y acoso sexual a sus trabajadoras. Aquel caso, que terminó con un acuerdo jurídico el año pasado, involucraba una mezcla de empleadas afroamericanas y trabajadoras inmigrantes latinas, dijo Robert Clack, director asociado de Warehouse Workers for Justice, una organización sin fines de lucro. “Nuestros miembros sienten que hay mucha discriminación en la mano de obra,” dijo. “Una parte es de género, una parte es racial.”
Yo quise reportar sobre estos asuntos, pero fui atraída a otro proyecto investigativo también relacionado con trabajadores industriales de bajo sueldo. Así que llegué a un acuerdo con mis editores que me permitiría monitorear el tema del acoso sexual mientras continuaba trabajando en el otro proyecto (el cual fue postergado por la pandemia del coronavirus, pero continua activo). Me mantuve en contacto con las mujeres de Voyant durante los siguientes meses y pensé frecuentemente en ellas.
Cuando el COVID-19 golpeó en las fábricas de Chicago, supe que las trabajadoras temían enfermarse en el lugar de empleo, pero sentían que no tenían otra opción que seguir trabajando. No tenían otra fuente de ingresos y, como inmigrantes indocumentadas, no calificaban para beneficios de desempleo o del programa federal de estímulo económico. Una de sus compañeras eventualmente murió.
Durante todo este tiempo, la oficina de Raoul había estado investigando un supuesto patrón y práctica de hostigamiento sexual y represalias laborales en violación del Illinois Human Rights Act (la ley de derechos humanos de Illinois) y estaba metida en “negociaciones para un acuerdo exhaustivo” con Voyant. El lunes, la oficina puso una denuncia contra la empresa por las acusaciones y a la vez emitió el acuerdo jurídico que las resuelve. “Una cultura del lugar de trabajo que somete a las mujeres al acoso y les penaliza por denunciar tales actos es reprensible—e ilegal,” dijo Raoul en un comunicado. “Las trabajadoras de esta planta tuvieron el valor de enfrentarse a este trato terrible. Este acuerdo jurídico va a asegurar que el tratamiento inaceptable de Voyant a sus empleadas no continúe por más tiempo.”
El acuerdo jurídico exige entrenamiento a los empleados para evitar el hostigamiento sexual y un agente independiente para proteger a las empleadas de aún más represalias y acoso sexual. Voyant ha aceptado pagar $85,000 en multas para cubrir el costo de la supervisión.
Martínez me dijo que el compromiso para establecer una supervisión es un triunfo enorme para las trabajadoras, muchas de las cuales ya se han ido de Voyant pero ahora “dejan una historia para sus compañeras que siguen allí.”
Además, Martínez dijo que espera que el caso pueda servir como ejemplo para trabajadoras temporales en otros lugares quienes puedan temer denunciar el acoso sexual.
Esto es todo de mi parte. Por favor pueden contactarme con cualquier pregunta, comentario o sugerencias para nuevas historias en [email protected]. Y cuídense.
P.S. Echen un vistazo a los reportajes de Will Evan sobre discriminación contra trabajadores temporales afroamericanos para Reveal from The Center for Investigative Reporting, y también fíjense en las investigaciones de mi colega Michael Grabell sobre otras condiciones de explotación de trabajadores temporales en Chicago y a través del país.
Traducción por Carmen Méndez.
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