La demanda judicial interpuesta el mes pasado por el fiscal general de Minnesota, Keith Ellison, contra una gran granja lechera por presuntos abusos laborales que incluye millones de dólares por salarios impagados, fue inusual en más de una manera. Fue la primera demanda realizada por su oficina en contra de una granja lechera por el robo de salario. Y puso el punto de mira en otro tema que es habitual pero rara vez es atendido: las viviendas precarias para los trabajadores lecheros inmigrantes.
Según la denuncia del fiscal general, los trabajadores de la granja Evergreen Acres Dairy vivían en condiciones “escuálidas” en lugares como graneros reconvertidos y un garaje que “no cumplían con los estándares de habitabilidad de Minnesota”. Varios espacios para vivir carecían de calefacción. No había baño en uno de los graneros donde vivían los trabajadores. Las fotos incluidas en la denuncia muestran las paredes del baño y el dormitorio cubiertas de moho, las tuberías del fregadero desconectadas y plagas de cucarachas.
Aunque la denuncia está dirigida a una sola granja que opera en las afueras de las “ciudades gemelas", la realidad es que el alojamiento precario está extendido en granjas lecheras por todo el país. Esto se debe a que las leyes federales y estatales destinadas a asegurar un alojamiento adecuado para los trabajadores agrícolas a menudo excluyen a los de las granjas lecheras. Como resultado, el alojamiento provisto por los empleadores para los trabajadores lecheros rara vez, por no decir nunca, se inspecciona, se certifica o ni siquiera se supervisa por alguna agencia gubernamental.
Durante el año pasado, ProPublica ha informado sobre las condiciones de los inmigrantes indocumentados en las granjas lecheras de Wisconsin, sede de miles de granjas mayoritariamente pequeñas. Nosotras hemos visto y los trabajadores nos han hablado sobre los alojamientos allí que parecen estar en condiciones incluso peores que las descritas en la demanda. También hemos hablado con trabajadores, abogados, activistas e investigadores en otros estados, incluido Nueva York, Vermont y Michigan, quienes dicen que los trabajadores allí viven en viviendas destartaladas, abarrotadas, inseguras y en condiciones insalubres.
El año pasado, por ejemplo, informamos sobre la muerte de un niño nicaragüense de 8 años en una granja cerca de Madison, Wis., y notamos que el niño vivía con su padre en la parte superior de una sala de ordeño, el establo donde las vacas se ordeñaban día y noche. (En una declaración jurada, el dueño del rancho dijo que los obreros solo se quedaban en los cuartos arriba de la sala de ordeño entre turnos o cuando el tiempo era malo. Más de media docena de antiguos trabajadores y visitantes del rancho confirmaron que el niño, su padre y otros obreros vivían allí.)
A menos de una hora, visitamos otra granja donde más de media docena de trabajadores vivían en una casa grande y ruinosa. El moho negro cubría el techo y las paredes del baño. Gruesos cables eléctricos yacían expuestos en el pasillo entre dormitorios. El techo de la cocina se desmoronaba.
En otras viviendas, hemos visto paredes improvisadas, el sistema de aislamiento desprotegido y cocinas que no tienen fogones ni otros electrodomésticos. Los trabajadores algunas veces usan estufas porque sus casas no tienen calefacciones que funcionen, un problema importante durante el invierno de Wisconsin.
Un trabajador dijo que le habían asignado un clóset que apenas era suficiente grande para colocar un colchón individual. Dijo que durmió allí durante meses.
“Dijeron que yo iba estar allí por 15 días, pero cuatro meses pasaron”, dijo el trabajador, quien habló bajo la condición de permanecer en el anonimato porque todavía trabaja en una granja y teme perder su trabajo. “Hacía mucho frío en el invierno porque el apartamento tenía una ventana rota”.
Las leyes federales de protección a los trabajadores agrícolas temporeros o migrantes establecen unos estándares básicos para el alojamiento, tales como un suministro de agua adecuado, baños y límites sobre lo cerca que las zonas de dormir pueden estar del ganado.
Pero esas protecciones federales generalmente no cubren a los trabajadores lecheros porque las vacas son ordeñadas durante todo el año, a diferencia de otros trabajos agrícolas como la recogida de manzanas que son temporarios o estacionales.
Los estados también pueden regular el alojamiento para los trabajadores agrícolas, aunque no todos los estados realizan inspecciones regulares.
De nuevo, el alojamiento para los trabajadores lecheros está exento del escrutinio estatal porque el trabajo es durante todo el año.
La ley laboral migratoria de Wisconsin sólo rige para los trabajadores agrícolas cuyos hogares permanentes están en otro lugar pero trabajan en el estado durante diez meses al año o menos. Como consecuencia, los trabajadores lecheros quedan excluidos.
José Martínez, que preside el concejo sobre mano de obra migrante del gobernador de Wisconsin, dijo que los reportajes de ProPublica han “arrojado luz sobre la necesidad de regular y vigilar” las condiciones de trabajo de los trabajadores lecheros, incluido el alojamiento. Dijo que el concejo debatirá si recomienda que el gobernador Tony Evers apoye una legislación que amplíe la ley de mano migrante para que cubra a los trabajadores lecheros.
El asunto ha logrado alguna atención en años recientes en otros estados. Bridge Michigan ha informado sobre alojamientos con instalaciones eléctricas defectuosas y “heces de animales en los conductos de ventilación, un gallo muerto en el sótano y un nido de ratas en el aislamiento del baño”. Vermont Public visitó la vivienda de un trabajador sobre una sala de ordeño donde un baño a veces goteaba en la zona de la cocina y agua hirviendo salía del caño descubierto que usaba para ducharse. Y en Nueva York, el Times-Union informó sobre suelos húmedos, blandos y esponjosos, chinches e incluso zorrillos que viven debajo de las viviendas para los trabajadores.
En teoría, los trabajadores podrían presentar una reclamación sobre sus alojamientos en los departamentos locales de construcción o de salud pública. En algunos casos, podrían demandar a sus empleadores bajo las leyes estatales del propietario-inquilino. Pero los defensores dicen que presentar quejas o demandar no es una opción realista para los inmigrantes indocumentados que tienen miedo a que los despidan, los desalojen y los deporten.
“El miedo a perder su alojamiento o perder su trabajo, o los dos, es un tema de verdad”, dijo Griselt Andrade, la abogada principal en el Proyecto para Trabajadores Agrícolas de la organización sin fines de lucro Servicios Legales para la Zona Sur de Minnesota. “A veces simplemente prefieren aguantar esas condiciones y trabajar”.
Eso es lo que hace que la demanda de Ellison sea tan inusual. Muchos de los trabajadores de Evergreen Acres Dairy eran inmigrantes indocumentados provenientes de una comunidad indígena del estado mexicano de Oaxaca cuya lengua primaria es la zapoteca, según la demanda.
(Una portavoz de la oficina del fiscal general de Wisconsin dijo que sus abogados desconocían la existencia de demanda alguna sobre alojamientos precarios para trabajadores de granjas o casos similares en el estado).
Katherine Kelly, una abogada que maneja la división de derechos civiles en la oficina de Ellison, dijo que el fiscal general se involucró después de que los trabajadores se quejaron a un grupo de defensa latino local sobre las deducciones en sus salarios y de que, en algunos casos, ni les pagaban. Durante la investigación, muchos obreros hablaron sobre las condiciones de sus alojamientos.
La demanda contra Evergreen Acres y sus dueños se basa en las amplias protecciones propietario-inquilino del estado para presentar las acusaciones por alojamiento precario. Bajo la ley de Minnesota, los trabajadores que reciben alojamiento por su trabajo pueden considerarse como inquilinos; las leyes no son tan amplias en muchos otros estados, lo que dificulta clasificar a los trabajadores como arrendatarios si no hay evidencia de que pagaron un alquiler. En el caso de Evergreen, la denuncia indica que la granja también deducía el alquiler de los salarios de los trabajadores, lo que hace que los trabajadores sean más como inquilinos tradicionales.
La granja “no conservó las instalaciones en un estado de mantenimiento razonable durante el periodo de arrendamiento”, según la demanda.
Courtney Blanchard, una abogada de Evergreen Acres, declinó hacer comentarios, citando el juicio pendiente. La granja y los propietarios de la granja todavía no han presentado una respuesta a la demanda.
Andrade, del Proyecto para el Trabajador Agrícola, dijo que agradece que la demanda haya puesto el foco sobre las condiciones del alojamiento precario para los trabajadores lecheros.
“Es habitual”, dijo, “y no solo en ciertas áreas. Es en todo el estado”.
Traducción por Carmen Mendez.