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Familiares de niños indocumentados atrapados en operaciones anti-tráfico humano

En un cambio de proceso bajo la administración de Obama, la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) está persiguiendo a familiares que auspician niños indocumentados después de ingresar a los Estados Unidos.

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Un agente de operaciones fugitivas de ICE en Montebello, California, el 18 de abril de 2017 (Brian van der Brug/Los Angeles Times via Getty Images)

Este verano, Edwin, un hombre de Kansas City, recibió una llamada de funcionarios de inmigración que le informaron que habían recogido a su sobrino en la frontera sur. Querían liberar al adolescente y entregarlo a su cuidado. Por esto, Edwin fue al internet y compró una cama.

Más tarde en esa semana fue contactado nuevamente, esta vez por un detective de la Oficina de Inmigración y Aduanas, quien tocó a su puerta. El agente le dio una carta a Edwin que decía que necesitaba ir a la sede principal para una entrevista sobre tres delitos federales: conspiración, fraude de visas, y contrabando de personas.

A través del país, personas como Edwin que han acogido a parientes indocumentados están siendo arrasados por lo que ICE llama una represión contra los guardianes que pagan a los contrabandistas humanos.

Más de 400 personas fueron arrestadas en el transcurso de dos meses este verano, como parte del nuevo enfoque. Otros aún siguen esquivando las entrevistas de ICE, han aceptado pasar por los procedimientos de deportación, o se han dado a la fuga. Algunos de los afectados admiten que pagaron a los “coyotes” para reunirlos con sus hijos menores. Pero muchos son daños colaterales: Personas que estaban en la casa cuando ICE llegó, o parientes que acordaron recibir a adolescentes después de que viajaron solos a los Estados Unidos.

“El mensaje queda claro: No apoyen a nadie si están aquí de manera ilegal, o tendrán problemas”, dijo Claude Arnold, un agente especial de ICE jubilado quien apoya la nueva ley. “La idea es tener un efecto disuasorio, por lo tanto, cuando un adolescente dice: ‘Tío, puedo pagar mi propio viaje, ¿puedo quedarme con ustedes?’ el tío va a decir ‘No, de ninguna manera’”.

Edwin, quien pidió que no se mencionara su apellido debido a posibles cargos penales pendientes, ha vivido en los Estados Unidos por más de 15 años y dice que nunca le pagó a nadie para ayudar a su sobrino a cruzar la frontera. Señala que ha hecho todo de manera legal desde que emigró desde El Salvador a Missouri en el 2001. Apenas entró, consiguió un trabajo en una tintorería y obtuvo Estatus de Protección Temporal, que le permite vivir y trabajar en los Estados Unidos mientras mantenga un récord criminal limpio. Él no sigue las noticias y no sabía que se estaba arriesgando a ser deportado por aceptar recibir a su sobrino. Pero dijo que no le habría importado, ya que él no podía haberle negado la ayuda al hijo de su hermana.

“Mi sobrino esta grande y él toma sus propias decisiones. Todo el mundo hace su propio camino. Pero él es mi familia y es mi deber ayudarlo”, dijo Edwin.

Wilbur, el sobrino de Edwin, vivió en Kansas City con Estatus de Protección Temporal cuando era niño, pero sus padres decidieron llevarlo de regreso a El Salvador cuando tenía seis años. Él dijo que tomó la decisión de regresar a los Estados Unidos después de graduarse de la escuela secundaria esta primavera, porque se sentía amenazado por las pandillas. Wilbur tomó un bus a través de Guatemala, viajó a través de México en una camioneta pickup, y cruzó la frontera de Texas en la parte de atrás del remolque de un tractor un mes antes de cumplir 18 años. Fue capturado casi inmediatamente por los oficiales estadounidenses.

Alrededor del 90 por ciento de los menores detenidos en la frontera sur se entregan finalmente a un miembro de la familia. Es un sistema diseñado para liberar al estado de tener que cuidar a los niños y permitir a los jóvenes vivir en viviendas normales mientras sus solicitudes de asilo y visa se procesan a través de los tribunales.

Bajo la orden del Presidente Barack Obama, ICE fue instruido a no perseguir a los adultos que venía a reclamar parientes, incluso si ellos estaban en los Estados Unidos ilegalmente. A los guardianes se les dijo que no tenía razón alguna para temer revelarse a las autoridades. Bajo el presidente Donald Trump, esa política se ha reversado.

Los funcionarios de la administración de Donald Trump dicen que es menos un cambio de política que un retorno sensato a la aplicación de las leyes de inmigración. En un memorándum enviado en febrero, el entonces Secretario de Seguridad Nacional, John F. Kelly, dijo que aunque todas las leyes de inmigración deberían ser obligatorias, es especialmente importante ir tras la gente involucrada “directa o indirectamente” en el contrabando humano, porque el viaje al norte puede ser muy peligroso para los niños.

“Independientemente de los deseos de reunificación familiar, o de las condiciones en otros países, el contrabando o el tráfico de niños extranjeros es intolerable”, escribió.

Edwin se sintió desconcertado cuando un detective de inmigración se apareció en su puerta una mañana en julio, y se sintió aún mucho más confundido por la carta en la que le pide ir a la sede de ICE la semana siguiente para hablar sobre los delitos relacionados con el tráfico humano.

Debido a que Edwin tiene un estatus protegido, pudo tomar la carta y continuar con su día. Para las personas que se encuentran de manera ilegal en el país, las cosas han sido muy distintas.

Una pareja que vivía en Nuevo Mexico huyó del estado después de que los agentes del ICE se aparecieron en agosto, preguntando por un sobrino que habían recibido recientemente. Ellos le dijeron a su abogado que ni siquiera sabían que el joven en la escuela secundaria estaba en camino desde Guatemala.

En Tennessee, dos agentes del ICE llegaron con pistolas y chalecos antibalas a arrestar a una madre que se escondió en su casa móvil. La madre dijo que ella no tenía ni idea de que su hija de 16 años estaba en camino desde Honduras. Los agentes abandonaron el sitio cuando los vecinos comenzaron a tomar fotos.

El Servicio Luterano de Inmigración y Refugiados, el cual tiene un contrato con el gobierno de los EE.UU. para ayudar a unir a los menores no acompañados con sus familiares, ha visto casos en los últimos meses de primos y medio hermanos detenidos en a la ofensiva. En junio, tres miembros de una sola familia en Missouri que habían estado trabajando con la agencia fueron puestos en proceso de deportación después de que ICE les preguntó sobre el tráfico de indocumentados.

En total, más de 400 personas fueron detenidas entre finales de junio y finales de agosto, como parte de lo que ICE describe como una oleada de implementación para reforzar la estrategia de ir trás de los guardianes. La gran mayoría de esas 400 personas fueron acusadas de violaciones de leyes de inmigración, no de delitos relacionados con el tráfico de indocumentados.

En julio, un grupo de miembros demócratas del Congreso pidieron a ICE obtener detalles sobre el cambio de enfoque, pero aún no han recibido ninguna respuesta.

Por ahora, Edwin está ignorando su citación. Dijo que cuando él no compareció ante la sede de ICE, un agente respondió yendo a la tintorería donde trabaja para revisar sus documentos de empleo. Él está esperando que el agente pierda interés, pero ya no sabe que suponer.

“He estado aquí más de una década y nunca he tenido ningún problema con los oficiales. Ahora, está cambiando todo”, dijo. “Ahora, todo es peligroso”.

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Hannah Dreier

Hannah Dreier is a national reporter at The Washington Post. She previously worked at ProPublica, where she won the 2019 Pulitzer Prize for Feature Writing for a year-long series on immigrants, gangs and mishandled law enforcement investigations. Before that, she was based in Venezuela for the Associated Press.

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