Los obreros hispanohablantes de las granjas lecheras en Wisconsin, muchos de ellos inmigrantes indocumentados, no son lectores habituales de nuestro sitio web. La mayoría de ellos no han escuchado hablar de ProPublica, y mucho menos han formado una relación de confianza con nosotros. Algunos tienen niveles bajos de alfabetización y conexiones a internet débiles porque las granjas donde trabajan son remotas. Conectar con ellos, tanto para recabar información como para compartirla, es un desafío.
Durante meses, Melissa Sanchez y Maryam Jameel han estado reportando sobre las condiciones en esas granjas. Pero una de sus misiones en el inicio de la investigación era crucial. Necesitaban saber cómo los obreros reciben sus noticias para asegurarse de que los reportajes de ProPublica llegaban a ellos y a sus comunidades. El proceso que siguieron las reporteras subraya una de nuestras creencias centrales en ProPublica: publicar un reportaje sobre la injusticia no es suficiente si no llegamos a la gente directamente afectada.
Cuando publicamos la historia trágica de la muerte de un niño en una granja lechera de Wisconsin en febrero, sabíamos que teníamos que hacer algo más que traducirlo al español.
Sanchez y Jameel hablan español de forma fluida; las dos son hijas de inmigrantes y crecieron hablando el idioma. Sanchez trabaja en nuestra oficina del Medioeste en Chicago y Jameel es una “engagement reporter” (reportera de conexión con la comunidad) basada en Washington, D.C. Poco después de empezar la investigación, se enteraron de que los obreros de las granjas lecheras usan TikTok regularmente, a veces filmando videos cómicos de ellos mismos bailando en las salas de ordeño. Así que las reporteras, también, se hicieron activas en la plataforma, narrando sus viajes de investigación a Wisconsin y documentando lo que veían.
Sanchez y Jameel también entablaron relaciones con locutores de programas en varias emisoras de radio en español a través del estado. Sabían que los obreros de las granjas lecheras tienen horarios largos y pocos días libres. Los programas de radio son como una plaza pública. Los trabajadores se informan por las estaciones y llaman a los locutores cuando se han lesionado, son despedidos o sus sueldos han sido retenidos. Meses antes de la publicación del reportaje sobre Jefferson, Sanchez habló por casi una hora en español con una locutora sobre la investigación que ella y Jameel esperaban hacer.
El equipo también identificó negocios en esas comunidades rurales que sirven a clientes hispanohablantes—donde los inmigrantes envían dinero a sus familias, compran sus comestibles o lavan su ropa. Visitaron más de 60 negocios a través del estado y distribuyeron volantes buscando fuentes. En un negocio, una pequeña tienda a unas pocas millas de donde el niño llamado Jefferson murió, conectaron con miembros de la comunidad y descubrieron cómo la versión oficial de la muerte del niño no cuadraba con la versión que la comunidad sabía que era la verdadera.
El artículo que publicamos después de meses de investigación mostró como una agente de la oficina del sheriff que respondió a la escena del accidente tradujo mal una frase clave y culpó al padre de Jefferson de accidentalmente atropellarlo con una máquina agrícola en vez de comprender que fue otro obrero quien lo había hecho. La búsqueda de las reporteras por la verdad instó a funcionarios locales y estatales a reclamar una práctica de traducción más eficaz de los policías que responden a incidentes en que la gente no habla inglés.
El reportaje apareció en nuestro sitio web y en las portadas de casi una docena de periódicos de la cadena Gannett en Wisconsin. Traducimos la historia al español y desarrollamos relaciones con varios socios de publicaciones en español en Wisconsin y Centroamérica, de donde son muchos de los trabajadores. Estos medios incluyeron Mi Wisconsin y El Faro. También encargamos una versión en audio del reportaje en español. El padre de Jefferson, quien tiene una educación de primer grado de escuela primaria, dijo que escuchó la versión en audio varias veces. Escuchando nuestro reportaje, le dijo a las reporteras, le ayudó a comprender finalmente como había muerto su hijo, y cómo las autoridades policiales fallaron tan completamente en entender lo que había pasado.
Sanchez y Jameel también trabajaron con la diseñadora de historias interactivas de ProPublica, Anna Donlan, para diseñar grandes postales y un folleto para distribuir en tiendas y restaurantes latinos a través del estado. ProPublica pagó por el coste de imprimir miles de postales y cientos de folletos y cubrió el costo de las traducciones escritas y en audio.
El equipo envió copias del folleto por correo a fuentes claves, entre ellas el padre de Jefferson y los obreros que les ayudaron y querían una copia física del reportaje. Y la semana pasada, Sanchez y Jameel se pusieron en marcha para distribuirlas ampliamente.
Su primera parada fue un centro comercial al lado de Madison que tiene una panadería mexicana, La Concha, y tiendas de comestibles latinas. Los obreros de la industria lechera van allí para enviar giros a casa y comprar comidas típicas como nopales y platanitos. Los ojos de la encargada de la panadería se llenaron de lágrimas cuando vio el folleto físico. Acarició suavemente la copia y dijo a Sanchez y Jameel que conocía a Jefferson y a su padre. Ya había leído nuestro reportaje, pero claramente la experiencia de ver una copia física del folleto tuvo un impacto, y pidió si podía quedarse uno para ella.
Las reporteras hablaron con quizás una docena de personas en el estacionamiento de la tienda. Cuando se acercaban a la gente—en español, por supuesto—se presentaban, explicaban que están investigando una serie de temas que afectan a los obreros de la industria lechera, y que quieren hablar con más gente que trabaja o han trabajado en la industria. A veces hacían entrevistas en el acto; más frecuentemente intentaban conseguir un número de teléfono y buscar un buen momento para contactarles y organizar una entrevista. También están recibiendo muchas pistas para otros reportajes.
En Sauk City, un pueblo sobre el Río Wisconsin no lejos de Madison, visitaron una tienda llamada La Bombita, donde hablaron con el dueño, que había estado en la parte de atrás cortando carne, y su hijo, que se encargaba del mostrador. Mientras charlaban, clientes que eran obreros de las granjas lecheras entraban y salían. Jameel habló un rato largo con un trabajador que pocas semanas después de la muerte de Jefferson había trabajado en la misma granja.
En Sparta, cerca del Río Mississippi, el equipo pasó sobre una hora en el Supermercado Guerrero. Vieron a una joven mujer nicaragüense agarrar un folleto y ponerlo en su bolso. Le preguntaron si sabía de la historia, y ella dijo que la había leído en Mi Wisconsin, uno de los sitios web que había reproducido el reportaje. Además, su madre vive en El Rosario, la comunidad nicaragüense donde fue enterrado Jefferson. Resulta que la mujer estaba visitando a su madre cuando el cuerpo del pequeño llegó de Estados Unidos, y así supo de su muerte. Estaba visiblemente conmovida y aceptó ser entrevistada más tarde acerca de sus experiencias trabajando en una granja lechera.
Sanchez dio el folleto y la postal a un trabajador que había conocido y que vivía cerca de una granja en el Condado de Clark. Los documentos sirvieron como tarjetas de presentación y como pruebas de que eran reporteras legítimas ante obreros escépticos. Un compañero de vivienda del obrero llamó a Sanchez poco después, y explicó sus experiencias trabajando en una granja. Después compartió la postal con su tía, que trabaja en otra granja lechera, y entonces la tía llamó a Sanchez. El hijo de esta mujer había sido aplastado por maquinaria agrícola un año antes y casi perdió su pierna.
Planeamos hacer más artículos sobre granjas lecheras en Wisconsin. Si le gustaría compartir sus conocimientos y experiencias relacionadas con la industria lechera con nosotros, puede contactar a nuestras reporteras aquí. Si conoce angloparlantes que quizás quieren conectar con nosotros, así es como pueden contactarnos en ingles.
Llegar a públicos diversos, como los obreros de las granjas lecheras de Wisconsin, es parte de un desafío más amplio al que se enfrenta ProPublica y el periodismo en general. La cuestión de cómo llegar a públicos que son cada vez más fragmentados por edad, postura política, etnia, género y más es central a lo que estamos intentando conseguir en ProPublica. Como con la historia sobre la muerte de Jefferson, planeamos hacer más que simplemente esperar a que los lectores encuentren la historia y nos encuentren a nosotros. Pensamos llevarles la historia a ellos.
Traducido por Carmen Mendez.